Pintor y grabador francés (Albi 1864-Malromé, Burdeos 1901), se instaló con su familia en París en 1873. De naturaleza enfermiza, tuvo problemas con los estudios en su infancia, en la que demostró una gran aptitud para el dibujo. También eso condicionó su carácter solitario e introvertido.
Comenzó a pintar en 1878 en el taller de René Princeteau, pintor de temas militares y ecuestres, que influyó fuertemente en este primer período, pintando caballos de formas elegantes y llenos de vida de una perfección extraordinaria. Es en el año 1881 cuando entra en el taller de Bonnat y en 1882 en el Cormon donde ejecutó una parodia del Bosque sagrado de Puvis de Chavannes, dando muestras de su espíritu mordaz y sus tendencias satíricas, que marcaron sus siguientes obras.
A partir de 1885 Toulouse-Lautrec comienza a manifestar un estilo personal, encontrando su inspiración en lugares públicos de diversión, inmortalizando el cabaret Mirliton, el cabaret Artistique y el Moulin Rouge. Este estilo se fundamenta en la línea y en el dibujo con zonas de color amortiguado muy conformes con las estampas japonesas.
En 1890 se apartó del Impresionismo, acercándose a Degas, tal como revelan el rico cromatismo, la importancia dada a la línea en la formación de la figura, y el lugar preeminente ocupado por las dinámicas figuras tomadas de la sociedad contemporánea y plasmada en posturas características y naturales. El artista pretende dar a sus trabajos el aspecto sencillo y espontáneo del esbozo y, en realidad, a menudo sus formas se reducen a lo esencial hasta tal punto que parecen casi estilizadas. En las figuras, la cabeza aparece más acabada que el resto del cuerpo como si el ojo del pintor fuese el de una máquina fotográfica enfocada a un punto concreto y el resto quedase desenfocado.
En 1891 dibujó su primer cartel por encargo del Moulin Rouge para anunciar a los bailarines La Goulue y Valentín le Désosse. Con ello inauguraba un método decorativo de desarrollo elíptico que después transferiría a sus pinturas. En 1892 pintó una serie de escenas de burdeles plasmando la melancolía apática de las mujeres. Y en 1894 elaboró notables litografías sobre el musical y el teatro enteramente dedicado a Yvette Guibert. En 1897 abandonó la pintura publicitaria; su salud estaba gravemente resentida, sin embargo, ilustró las historias naturales de Jules Renard y ejecutó una serie de pinturas sobre la vida circense. Tras su muerte, su madre recogió sus trabajos y los donó a la ciudad de Albi para crear un museo dedicado a su arte.