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Miguel Angel Lombardía

Pintor, escultor y grabador (Sama de Langreo, Asturias, 1946), se inició a los trece años como pintor autodidacta celebrando exposiciones individuales en Sama y Oviedo. En 1964 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios ovetense, concibiendo a partir de entonces la pintura como un planteamiento de nuevos materiales y técnicas, y como la plasmación sensibilizada de una temática. En su afán de investigación con materiales artísticamente inéditos, sufrió aquel mismo año un grave accidente que le produjo quemaduras en el rostro y en las manos.

En 1965 organizó, junto con el también pintor Francisco Pol, un Homenaje de la pintura española a Pablo Picasso, al que visitaron en Nôtre Dame de la Vie, entregándole un álbum de pinturas y dibujos de jóvenes artistas españoles. También en 1965 ingresó en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, y en 1966 en la de Bellas Artes de San Fernando, cuyos estudios completó, becado por la Diputación de Asturias en 1970, año en que representó a España en la Bienal de Alejandría.

En 1971 fue becario en Granada de la Fundación Rodríguez-Acosta y en México por la Diputación asturiana. En 1974 residió en la Academia de Bellas Artes de España en Roma con beca del Ministerio de Asuntos Exteriores. A su regreso se avecindó en el Condado (Asturias), hasta comienzos de la década de los 80 en que pasó a residir en Madrid, aunque manteniendo siempre lazos estrechos con Asturias.

Su lenguaje pictórico partió del realismo, para adoptar a partir de 1972, posiciones de fuerte expresividad, próximas a la pintura de testimonio social, como se refleja en su serie La Mina y en el conjunto de obras dedicadas a la mitología astur. A partir de la serie Despojos, su estilo cobró una inconfundible singularidad, al incorporar al cuadro no solo elementos matéricos, de desecho -según la poética del arte pobre-, sino también volúmenes tridimensionales y planos reales añadidos a la base del soporte, con lo que la obra adquiere dimensiones de espacio escenográfico.

Ese proceso se ha sintetizado en sus obras de madurez, dentro de un lenguaje de rica materia, experimentación espacial mantenida y colorismo peculiar, predominando gamas brillantes de verdes y azules, con contrastes fuertes de blanco, en una figuración cada vez más innovadora y abstraída en símbolos. Este mismo proceso se advierte en su escultura, iniciada hacia 1977 con una serie de torsos tallados en madera, que últimamente culmina en una obra de firme personalidad, dentro de una figuración postmoderna de imaginación y libertad muy acusadas.

Entre sus contadas muestras individuales destaca: Galería Fauna’s (Madrid 1971 y 1973), Centro Asturiano (México, D.F. 1972), Caja de Asturias (Oviedo, 1972), Galería Tassili (Oviedo 1975 y 1978), Galería Altex (Madrid, 1977) y Museo de Bellas Artes de Asturias (1982). Con respecto a su obra gráfica destacamos sus series Tauromaquia y La Regenta.

Con Liber Ediciones ilustró El Camino de Santiago, con textos de Millán Bravo Lozano.