Se dice que El Libro de Santiago o Códice Calixtino, es la Guía de turismo más antigua del mundo, porque se escribió en el siglo XII con el objetivo de describir rutas hacia un lugar: Santiago de Compostela.
El descubrimiento del cuerpo de Santiago en la antigua Iria Flavia, hoy Padrón, en las tierras occidentales de Hispania, produjo un enorme revuelo. El hallazgo del primer apóstol de Jesús en dar testimonio por medio del martirio y el único en ser enterrado en Occidente, a excepción de San Pedro y San Pablo, martirizados en la misma Roma, situó a Compostela en el epicentro de la Europa cristiana y despertó la fe por el Santo, explicando el intenso flujo internacional a que dio lugar el célebre Camino.
Por entonces, la incipiente España, era fruto de grandes innovaciones, que de alguna manera se vieron reflejadas en el Codex Calixtinus: se alteran las fronteras políticas por la repartición de Estados del Rey de Navarra Sancho el Mayor, las disputas de sus hijos y la presión islámica; en lo cultural, se introduce la reforma cluniacense en los monasterios benedictinos españoles, se sustituye el rito hispano por el romano, y la letra visigótica queda postergada por la francesa; las altas jerarquías de la Iglesia se asignan a franceses, se estrecha la relación con Roma, surge una literatura épica y se expande el románico como arte nuevo; en lo institucional, aparecen los municipios con sus crecientes libertades, se introducen formas de tipo feudal europeo en el noroccidente y numerosos extranjeros (francos) son atraídos por el comercio generado ante el intercambio del Camino, o por los Reyes para repoblar las tierras ganadas en la Reconquista al invasor musulmán. En definitiva, España se abre a Europa en un momento en que aumenta la población continental y despierta un espíritu aventurero al compás de la unidad del mundo cristiano.
Quizás, esto explique la necesidad de redactar una serie de textos centrados en el poderoso fenómeno de la peregrinación a Compostela. El Liber Sancti Iacobi, o Codex Calixtinus, es una compilación de cinco libros diferentes, escritos en latín, que termina de elaborarse en torno a 1160, y que buscan orientar el conocimiento para estimular la devoción de los futuros caminantes. El conjunto es un bello manuscrito de 225 folios conservado en el Archivo Catedralicio de Santiago de Compostela.
El Liber Peregrinationis, el quinto de esos libros, atribuido al presbítero francés Aimeryc Picaud, secretario del pontífice Calixto II, trata de informar bien al caminante, esencialmente francés, para que éste prevea sus necesidades. Sin embargo, de su lectura, se puede extraer información sorprendente, que delata el espíritu curioso de su autor.
Trazado de rutas | Describe el itinerario de la peregrinación de acuerdo a las grandes vías de acceso en tierra francesa (Cap. I), las etapas del Camino ya en España (Cap. II) y los nombres de las poblaciones y aldeas que se recorren una vez pasados los Pirineos (Cap. III), indicando cuáles deben hacerse a pie y qué otras a caballo.
Hidrografía | Enumera con minuciosidad los ríos buenos, salubres, y malos, que se hallan en el trayecto hispano, (Cap. VI), mezclando lo descriptivo con su experiencia personal.
Ensayo de Geografía económica y humana | El capítulo VII, uno de los más interesantes, describe las producciones de los diferentes países que ha de cruzar el peregrino y la condición de las gentes que lo habitan. Describe además tierras y gentes, critica a cobradores de portazgos, barqueros y venteros, y refleja una actitud negativa, incluso contradictoria, contra gascones, vascos y navarros, reflejo seguramente del encono que presidía la convivencia de éstos con los francos en las poblaciones navarras.
Lugares de culto | El VIII, de especial interés para los peregrinos piadosos, trata de los cuerpos santos que descansan en el Camino de Santiago y cuya visita considera obligatoria para los caminantes. Alude a las sepulturas de treinta santos y santas, de las que sólo cinco se encuentran en España.
Datos arqueológicos | Describe con todo detalle, por ejemplo, la catedral de Santiago, de tal manera que se piensa en la colaboración de alguien que debió tener acceso al proyecto constructivo de la basílica, ya que incluye detalles sobre los maestros de obra. También habla de obras de arte como la arqueta donde se contienen los restos de San Gil, en el monasterio de su nombre, junto a Nimes.
Curiosidad de filólogo | Muestra un pequeño vocabulario en lengua vasca, un antiguo tesoro ya que se trata del más antiguo testimonio escrito conocido después de que se escribieran las Glosas Emilianenses en el siglo IX. Menciona que los navarros llaman a Dios urcia, a la madre de Dios andrea María, a la iglesia elicera, al sacerdote belaterra, al rey ereguia, a Santiago iaona domne iacue, y así varias palabras más relacionadas con su vestimenta, armas y alimentos.
Definitivamente, el Liber de Picaud fue la primera de un gran número de guías para los peregrinos escritas en los siglos posteriores, pero ninguna llegó a tener la inspiración, la cultura, la gracia, la concentración, la sobriedad y la justeza de la célebre guía del puntilloso Aymeric.
El texto íntegro, traducido del latín y trascrito al castellano moderno, se puede disfrutar en la edición de Liber Ediciones, Libro V de su obra Códex Calixtinus, en el que la esencial colaboración como ilustrador del extraordinario Celedonio Perellón, consigue envolvernos en el espíritu descrito en el relato, a través de los cientos de miniaturas que el artista crea exclusivamente para esta obra.
Comentarios extraídos del prólogo al libro V, realizados por Francisco Javier Zubiaur Carreño, Director del Museo de Navarra y Miembro de la Junta Superior de Museos.