Escritora destacada de la generación del 27, nació en Logroño en 1903 y tras años de exilio en el extranjero, murió en Madrid, en 1988.
En su formación influyeron mucho sus tíos, especialmente su tía María, primera mujer española en obtener un doctorado en Filosofía y Letras. Estudió en la Institución Libre de Enseñanza y se licenció en Filosofía y Letras.
En 1920 se casa con Gonzalo de Sebastián, padre de sus dos hijos: Gonzalo y Enrique, del que se separa para volver al hogar paterno en Burgos. Allí comienza a colaborar en el Diario de Burgos con relevantes artículos de actualidad, cultura y defensa de la mujer. León escribe también cuentos para niños. Hacia 1929, ya establecida en Madrid publica Cuentos para soñar y La bella del mal amor.
En Madrid conocerá al que será su compañero vital y literario mientras viva: Rafael Alberti. Dice el poeta en su Arboleda Perdida: “Surgió ante mí, rubia, hermosa, sólida y levantada, como la ola que un mar imprevista me arrojara de un golpe contra el pecho”. Desde ese momento continuarán juntos hasta su muerte. En 1933 fundan la revista Octubre, que integrará a importantes escritores y figuras consagradas de la cultura y a jóvenes autores. La pareja realizará diferentes viajes. En la Unión Soviética tendrán la oportunidad de conocer a intelectuales y políticos como Máximo Gorki.
María Teresa y Rafael se encuentran en Ibiza cuando comienza la Guerra Civil. Vuelven a instalarse en Madrid en plena guerra y María Teresa pasa a ejercer el cargo de secretaria de la Alianza de Escritores Antifascistas. Fundan la revista El Mono Azul. En sus dos novelas Contra viento y marea y Juego limpio, publicadas años más tarde, León plasmará sus vivencias del Madrid en guerra. Asimismo, su Romancero de la Guerra Civil, dedicado a Federico García Lorca, constituye un importante compendio de la poesía anónima del siglo XX.
María Teresa será subdirectora del Consejo Central del Teatro, y puso en pie, ya como autora, ya como actriz o como directora, importantes empresas teatrales en la España republicana, hasta que tienen que salir al extranjero.
El exilio los lleva en un primer momento a París, donde viven hasta finales de 1940, trabajando como traductores y locutores en la radio. En Argentina, nacerá Aitana, la hija de María Teresa y Alberti. Allí, donde vivirán veintitrés años, María Teresa desarrolla una intensa labor literaria como guionista de radio y traductora, a la vez que redacta algunas de sus principales obras.
En la década de los 50 los Alberti realizan varios viajes por Europa y, en 1958, por China, viaje que dará lugar a una importante obra en colaboración: Sonríe China. Después se instalan en el Trastevere, en 1963. Roma es el escenario de su consagración como autores –Alberti es ya un poeta mítico– y dónde crean sus obras de madurez. María Teresa, en los años romanos, escribe su autobiografía, Memorias de la melancolía, finalizada en 1968. Es esta una obra fundamental para conocer buena parte de la intrahistoria española de las primeras décadas del siglo XX.
Con la llegada de la democracia, los Alberti regresan a España en abril de 1977. Maria Teresa no podrá disfrutar mucho tiempo del reencuentro con su tierra añorada, pues aquejada del mal de Alzheimer, es ingresada en un sanatorio de las cercanías de Madrid. María Teresa León muere el 13 de diciembre de 1988.
La relación de Cervantes con María Teresa es temprana. Durante la guerra civil, en unión de su compañero Rafael Alberti, realiza una adaptación de La destrucción de Numancia. Desde este primer encuentro hasta el último, la biografía novelada de Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar, sería su última obra publicada antes de entrar en ese cruel paraíso de las sombras que es el Alzheimer.
La edición de Cervantes, el soldado que nos enseñó a hablar de LIBER EDICIONES, recibió en 2007 el Primer Premio al Libro Mejor Editado en la modalidad de Bibliofilia otorgado por el Ministerio de Cultura.
Inteligente, sensible, cordial, valiente y discreta, tan inspirada como el hombre que fue su compañero en la vida, el gran poeta Rafael Alberti.